Trujillo ¿El laicismo se defiende solo?
Andrés Segovia Moreno / Correo: andrulenon@hotmail.com @AndrulenonSeg
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Trujillo entre supersticiones y falacias transita
la segunda década del siglo XXI, el año 2013 en esta región nuevamente ha sido
marcado por un lamentable auge de la presencia de los enemigos del pensamiento
crítico y racional.
Dejada de lado una realidad nacional en la
cual los conglomerados religiosos mueven turbamultas de seguidores con el
objetivo de ganar mayor influencia, política y economía; y en tanto aún los discursos
políticos venezolanos se empobrecen aún con invocaciones mágico religiosas que intentan
sopesar la falta de argumentos realistas para romper la polarización o por lo
menos inclinar la balanza a algún sector. La realidad en el estado Trujillo, e
intuyo que en la mayoría de las regiones de limitado desarrollo socioeconómico,
es que la defensa de un Estado Laico promotor de un desarrollo intelectual
libre y crítico que vele por la una sociedad tolerante y plural, es un debate
inexistente en la practica.
La laicidad es una victoria de la tradición republicana
se puede perder en los hechos, o su avance no se puede lograr sino es defendido
con franqueza por la sociedad civil. Su cuidado debe tener quienes le resguarden
en todos los espacios porque quienes le torpedean siempre aparecen en todos. Un
prototipo de esto en la región es el movimiento (dizque)"Pro- Vida"
de la Iglesia Católica, dirigido por Walkelys Araujo, sacerdote curandero
ampliamente conocido y otros de sus homólogos con el respaldo de adinerados
fieles que han llevado una campaña contra el derecho de la mujer a abortar, en
cualquier caso u situación, a cada pantalla LED de la ciudad de Valera; esto
complementado por llamados en actos de masa y en medios de comunicación a sólo
reconocer y promover lo que llaman "la familia tradicional", haciendo
siempre énfasis en los supuestos roles asignados inamoviblemente a cada género.
Estos lastres alcanzan, como se vio, hasta casos
como los de diarios de medios locales, que llegan a ignorar impúdicamente una
información de la comunidad LGBTI para informar sobre los nuevos cargos de una
institución religiosa. O por otro lado, la homofobia en escuelas, como con el
caso de sexólogos que recomiendan a los padres y representantes "asistir a
la iglesia para encaminar a los muchachos".
Es notable que hace falta trabajo de la
sociedad civil para defender el Estado Laico, cuando en instituciones
educativas tanto públicas como privadas, los criterios religiosos de profesores,
o ciertos representantes organizados, se imponen ante la reflexión científica
sobre los orígenes de la vida e incluso la reflexión ética, que debe existir en
toda casa de estudio; promoviendo pensamientos dogmáticos, pseudocientíficos y
en la mayoría de los casos, desgraciadamente, precientíficos.
Los anteriores son casos concretos y visibles,
pero tampoco hemos olvidar lo menos palpable, como la cantidad de recursos que
destinan los gobiernos regional y nacional a la Iglesia Católica en comparación
al destinado al desarrollo de los sectores desfavorecidos. Un ejemplo, son los
150 mil bolívares entregados por Nicolás Maduro para un santuario de José Gregorio Hernández, teniendo esa la población,
Isnotú, muchos mayores problemas que resolver. Hasta por sentido común, parece
que ello no le gustaría ni al susodicho “Médico de los pobres”.
Todo el que conoce la importancia de la laicidad
del Estado para lograr la convivencia social, el desarrollo intelectual y
respeto a los derechos humanos; debemos preguntarnos si por el hecho de vivir
en este país, o en una apartada sus provincias, la lucha no debe ser dada con
acciones que respondan con contundencia a las amenazas al pensamiento crítico, reflexivo y racional, visibles taras que estancan
la entrada a la añorada rica sociedad de conocimiento.
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