El dogma y su cacería de brujas
Por: Andrés A. Segovia Moreno / Correo: andrulenon@hotmail.com / @ReporteroAndres
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Foto: Proceso contra las brujas pintadas en fachadas del pueblo de Stein am Rhein, Suiza.
Fuente: Antxon Aguirre Sorondo |
La iglesia católica echa mano del perdón que siempre ha predicado selectivamente para expiarse de sus dañinas obras, sin embargo, mucho del hecho histórico no borra sus responsabilidades; como las que ahora les relacionan con los dramas sociales derivados de la superpoblación en las naciones pobres, e inclusive, el sufrimiento de individuos en países avanzados.
En estos momentos cabe rememorar las consecuencias de la bula papal de Inocencio VIII "Summis desiderantes affectibus" en 1484, que permitió la aparición del manual de caza de brujas "Malleus Maleficarum" (Martillo de las Brujas) al rededor de 1487. Este exhaustivo texto notificaba nueve características para identificar brujas, o sus sitios de reunión. Eran de toda sospecha individuos (principalmente mujeres) de uñas largas y descuidadas, de mal hablar, entre muchos otras particularidades muy detalladas y subclasificadas, que llegaban hasta el punto de sospechar de quienes cometieran actos de lujuria y promiscuidad.
Pero fue la alerta sobre la presencia de gatos negros, como señal de brujería o encarnaciones del demonio, la que tuvo un inesperado impacto en el devenir de las peste negra que brotó en innumerables ocasiones por siglos, pero dejando su saldos de victimas mas altos entre 1348 y 1490. Esta peste fue transmitida por las pulgas de las ratas, que abundaron a falta de felinos por Europa, tanto como las organizaciones de cacería y quema a los gatos.
Ahora la documentación asigna responsabilidad a la iglesia como un causante de la peste que solo medidas higiénicas y la ciencia detuvo después de siglos de muerte y misterio, pero su dogmática influencia persiste.
Como si permaneciéramos en el medioevo, pretenden burlar el pensamiento que les es crítico con las consecuencias del liderazgo carismático, impulsado por la dinámica mediática, de pontífices como Karol Wojtyła y sus predecesores.
Intentan separar a la institución romana de su responsabilidad ideológica , y a veces directa, en la problemática del aumento desproporcionado de la población como causa de dramas sociales, principalmente, en naciones en vías de desarrollo.
En aspecto material es un problema es evidente, que tiende a dejar por fuera otros, como la existencia "familias" descompuestas muchas veces incluso antes de serlo gracias a matrimonios, o la llegada de hijos, indeseados. Hechos motivados por poca o nula planificación familiar que regularmente impone distintas diferencias de poder entre géneros, ignorancia en cuanto a educación sexual y reproductiva con consecuente desconocimiento y poco acceso al uso de preservativos y anticonceptivos, múltiples veces por la condena social basada en el dogma cristiano que ha podido viajar sonriente a cada rincón de la tierra, recordando particularmente al nuevo santo polaco.
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Foto: Juan Pablo II, 'el papa viajero', en una visita a África, un continente diezmado por el sida donde no dudó en demonizar el uso del preservativo. Fuente: EFE
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Los triste relatos que traen consigo el desconocimiento de la autonomía de los seres humanos a llevar la batuta de sus existencias, aparecen expresados a graneles en dramas como el abandono de hogares por alguno de los padres, el trafico de menores, el abuso infantil en diversas facetas, enfermedades de transmisión sexual, entre muchos otros; hasta llegar a los métodos peligrosos de aborto clandestino y en condiciones insalubres, que hacen peligrar la vida de millones de mujeres por las alta tasas de morbilidad y mortalidad que trae esta invisibilizada práctica.
Estudios efectuados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que en el mundo la causa primordial de 600 mil muertes maternas anuales se deben a un aborto clandestino, en otras palabras, una de cada ocho defunciones relacionadas con el embarazo se deben a la interrupciones mal hechas y todo por consecuencia de la influencia irracional que la iglesia ha llevado con su maquinaria corporativa a todos los rincones de la tierra, especialmente a las maleables poblaciones empobrecidas social y económicamente. Las responsabilidades aparecen pero mas importante aun es preguntarse ¿hasta cuándo dejaremos que los dogmas impongan su persecución a las brujas?
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