Dos caminos, la misma conclusión: “la crisis mundial se cimenta en el crédito” (I)


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Crédito del diseño: Andrés Segovia

Sorpréndete es ver economistas que por medio de un estudio detallado de los procesos económicos logran predecir una debacle como la actual, “aparentemente inpronosticable” para muchos funcionarios encargados de las finanzas públicas. Uno de estos casos fue el de Santiago Niño Becerra, economista, catedrático de la Universidad Ramón Llull de Barcelona (España). Él, en un libro publicado en el 2007 anunciaba (con su titulo) El crash del 2010, en paralelismo al crash de la Gran recesión de 1929. Los datos que compiló, y puso en paralelismo con la actual situación, lo hizo llegar a la conclusión de que el verdadero motor del crecimiento en todo el mundo era el crédito.

Según explica, el estado de bienestar  maneja su economía sobre el ideal de "ir a más", de crecer; con prescindir del factor estabilidad. A esto debemos (no sólo en los países en crisis) los impresionantes déficits presupuestarios que se producen al no regresar una buena parte del dinero dado en crédito a los bancos, en este caso, y para ser concisos, los principales, los Bancos Centrales. Estos son los encargados de la política monetaria de los países, por tanto, regulan la cantidad de dinero inyectada a la economía.

De este modo, aparecen en el espectro de crítico de las ciencias económicas, catedráticos, mucho tiempo invisibles, como  Jesús Huerta de Soto, profesor de economía política en la Universidad Rey Juan Carlos en Madrid. Él, en desemejanza de Becerra, no tuvo la necesidad de analizar la dinámica de los altibajos económicos a lo largo de la historia para comprobar lo que se avecinaba. Así que los datos sólo respaldan, con eficacia, sus tesis.

 Huerta de Soto basó su pronóstico en la teoría austriaca del ciclo económico, desarrollada por prominentes economistas (de la desatendida escuela económica austriaca, a la que es afín) como el premio Nobel 1974, Friedrich von Hayek, y en especial su maestro, Ludwig von Mises.   Esta teoría siempre ha advertido sobre las consecuencias de la expansión “artificial” del crédito para crear crecimiento del consumo (algo ampliamente difundido por Keynes), es decir, no respaldada por ahorro voluntario previo y mediante la manipulación a la baja del tipo de interés. Así, tiende a aumentar la inversión y a crear un falso auge económico, que luego estalla en recesiones como las actuales.

Los dos economistas tienen posiciones muy diferentes, sus visiones sobre la dinámica y consecuencias de la recesión son algo disimiles, pero no menos apocalípticas, lo innegable es que han dado en el clavo. Mientras Huerta de Soto dice que “el verdadero opio de los pueblos es la expansión crediticia”. Niño Becerra le recomienda los “indignados”, que en vez de protestar en la Puerta del Sol o fuera de algún banco, “deberían ir a protestar en (el Palacio de) la Moncloa” pero igual, eso no resolverá nada.

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