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Las líneas trazadas por el Primer Cine Foro de Semiótica LISYL

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El Primer Cine Foro de Semiótica: "Una vida una semiosis", tuvo seis distintos expositores.
Por Andrés Segovia, Coordinador de la Línea de Semiótica y Discurso Fílmico/Correo: andrulenon@hotmail.com

Hablar de cine durante tres días consecutivos en las instalaciones de la Coordinación de Posgrado de la Universidad de Los Andes en Trujillo ha sido una experiencia alto fructífera. La dinámica desarrollada entre las fechas 10, 11 y 12 de mayo, pese las dificultades existenciales de la situación país, fue plenamente gratificante a los ojos de todos los visionarios de la cinematografía presentes. Estos espacios abiertos a los paradigmas de cada quien sobre la materia, influidos o no por carreras o especializaciones, lograron enriquecer el espíritu analítico. Fue todo un ejercicio de artes liberales en una época de supervivencia.

Por otra parte, la intención de centrar este primer Cine Foro en el uso de aportes del método semiótico para guiar los estudios o complementar los aportes expuestos, fue un resultado obtenido por las cualidades interpretativas de los ponentes y la colaboración de un público atento y proactivo. Este acercamiento ha abierto toda una serie de ópticas incluibles y complementarias, encaminadas al robustecimiento del estudio de la semiótica en el área audiovisual y la subsiguiente presentación de un producto tangible, nacido de esta experiencia, es decir: un libro, que como bien expresó a los medios el Coordinador General del Laboratorio de Investigaciones Semióticas y Literarias (LISYL), Luis Javier Hernández, "elaborará el segundo producto editorial que forma parte de la Colección de Cuadernos de Semiótica, como testimonio y memoria de los eventos que realizan para que puedan servir a las futuras generaciones, y el cual será presentado en  el mes de noviembre (del 2017)".

Dr. Luis Javier Hernández en acto.

Esta iniciativa ha sido clara en su propósito. En consecuencia, al momento de su instalación, la Línea de Semiótica y Discurso Fílmico, a la que el profesor Hernández da la tarea de hacer referencias entre imagen,  discursos y simbolismo, "a través del cine y de todos los discursos audiovisuales", parte en sus funciones presentado tres sublíneas de investigación:
  1. Los modelos cinematográficos: Para profundizar en el estudio y análisis semiótico de las escuelas que han precedido al cine actual y las que ahora hacen o pretender hacer, escuela.
  2. El Cine latinoamericano y nacional: Para el estudio y análisis semiótico de los modelos que han impactado nuestro continente y las recientes tendencias artísticas dentro de nuestra filmografía.
  3.  Estudio metacrítico de la cinematográfia: Para el estudio, análisis y, valga la redundancia,  crítica del desempeño y funciones de la crítica cinematográfica de ayer y hoy. 
Profesores Francisco Crespo y Elsy Urdaneta, dieron inicia al Cine Foro.
Con estas muestras de intensiones nació una línea de investigación nueva en el LISYL-ULA e inmediatamente, ese miércoles, se desarrollaron las primeras de varias exposiciones a ser compiladas sobre el foro, de las cuales sólo pueden darse sucintas sinopsis. 

Como la de una amena ponencia, justamente titulada: "El cine como presentación de la sociedad latinoamericana", por el Sociólogo Francisco Crespo Quintero, en la cual la cinematografía de este continente revela todo un curioso corelato sobre las percepciones y sentires de sus habitantes. Luego, el Politólogo Rohmer Samuel Rivera Moreno, miembro del LISYL, sacó a colación una serie de lecciones sobre el ejercicio de la sociología y su trabajo en la cotidianidad, basándose en“Pierre Bourdieu: La sociología es un deporte de combate” (2001), un documental del cual Rivera recoge la capacidad del documentalista para conseguir en Bourdieu, el epitome del científico social cabal, que sin enmascararse, se alterna como miembro de un entorno en el que es participe de sus transformaciones, mientras está en su constante estudio y análisis.

Rivera expone como el documental presenta la capacidades éticas e intelectuales del Bourdieu sociólogo y ciudadano.

Los siguientes días presenciaron excelentes ponencias, como la del Licenciado Frank Daboín, del LISYL, que con base en la teoría de la abducción de Charles Peirce, da una lectura a lo métodos resolutivos de los personajes que dan vida al argumento de un capítulo de la serie “Dr. House” (episodio décimo 2005-2006). Por su lado y con las mismas referencias teóricas el también miembro del LISYL, Licenciado Yohan Godoy,  dio desglose a un capítulo de Sherlock Holmes y demostró como esta fórmula de razonamiento para llegar a lo "elemental", que siempre tenía como tarea Watson, iba más allá de una simple deducción (o algo de suerte) como muchos pueden pensar.

Los licenciados Godoy y Daboín, recuerdan que detrás de Sherlock y House esta la abducción.

El profesor Francisco Crespo tuvo una segunda presentación en la cual pormenorizó las constantes referencias simbólicas a las alegorías mítico-fantásticas europeas proveniente del medioevo, en el filme "El laberinto del Fauno" (2006), y las expuso como ricos representamenes que construían una pugna entre el mito y la razón, lo real y fantástico, lo moderno y lo premoderno, la inocencia y la maldad, entre otras abstracciones dicótomicas, que al final de cuentas dejan una moraleja clara del intentio auctoris, "nunca hay que dejar de soñar"



En un sentido opuesto la Dra. Elsy Urdaneta, Coordinadora de Investigación y Postgrado, presentó un interesante análisis en el cual critica la historia lacrimógena, "ligera y edulcorada" que expuso Roberto Benigni con las travesías de un padre en un campo de concentración nazi en "La vida es bella" (1997). "¿Acaso es mejor vivir en una cómoda farsa que enfrentar la cruel realidad?", interrogó retóricamente a la audiencia hasta asegurar que el relato puede incluso "faltar el respeto a lo denunciado por genuinos sobrevivientes".


Niño se sorprende al ver el tanque estadounidense, cuando en la vida real llegaron los soviéticos, recuerda la profesora.

El Cine Foro contó con temáticas muy particulares, pero la exposición final del profesor especializado en crítica cinematografía, Miguel Viloria, trajo consigo una cuidada observación sobre el uso de la técnicas de la narrativa visual en cuanto sus propósitos y procedimientos. 


Bautizando su exposición por la celebre sentencia de Jean-Luc Godard, sobre el "Traveling como un asunto de ética", "Pia" Viloria desarrolló una presentación de ejemplos sobre el impacto extradiegético del uso de los planos en la argumentación del relato y su lectura (texto-contexto). ¿Cuál es la finalidad de algunos planos o secuencias? ¿Cuándo y para qué es útil el uso de ciertos artificios técnicos? ¿Qué es un exceso?¿Cuando se extralimita el realizador? Son algunas de las preguntas que deja en el aire, para una presentación que abre las aristas a una basta reflexión en socorro de la crítica especializada.




La semiótica se presenta como toda una gama metodológica de análisis, que por iniciativa del LISYL, ahora abre sus puertas a todos los interesados en la investigación cinematográfica. La capacidad de publicar y publicitar los venideros estudios esta disponible a todo inquieto observador, porque "en este espacio se le da su importancia como arte y medio de comunicación para las masas", tal cual aseguró la profesora Urdaneta durante la instalación de la línea. El cine es el séptimo arte bautizado por Ricciotto Canuto por conseguir la conjunción de todas las artes de la antigüedad, con este, el hombre moderno cuenta con mayor polivalencia para ser creador, participe, observador y crítico, aquí tenemos la oportunidad.




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Escasez irregulable

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Andrés Segovia Moreno / Correo: andrulenon@hotmail.com @AndrulenonSeg

Foto: Anónima. Fuente: http://www.empresate.org .
Existe poca diferencia entre un venezolano que recorre varios comercios en busca de víveres y un monitor de precios, las impresiones recogidas por ambos son similares. La escasez no es una “sensación”, es algo palpable que con autoridades registrando bodegas de tiendas no se ha resuelto.

 La hermana República de Colombia recoge  en cifras oficiales un índice de escasez de productos del 9%. En cambio,  Venezuela, según su Instituto Nacional de Estadística (dependencia oficial), registra un desabastecimiento del 20% que el presidente de este ente interpreta como una “escasez aceptable”.

 Monitoreos hechos para investigaciones realistas, sin interés político oficial, y metodológicamente mas transparentes, como las de Datanalisis (1), arrojan constantemente que desde principios de este año, el desabastecimiento en los anaqueles nacionales es superior al 30% en los productos de la canasta básica (compuesta por 7 rubros) y el país sufre una "escasez crónica que media el 17% desde el año 2003 (2).

Hay productos cuya falta ha llegado a ser superior al 70% como la azúcar (80%), harina de maíz (50%), margarina (53%),...  Los monitoreos semanales de la firma consultora incluso registran  deficiencias en la aparición de víveres como el queso (25%), pollo (28%), café (29%), entre muchos otros regulados (3).

Estos datos develan  un panorama de escasez (inexistencia) y desabastecimiento (no esta el tipo, marca o empaque buscado)“en bruto”, sin tomar en cuenta asuntos consecuentes como los de competitividad y calidad, ya que los productos afectados no varían en sus presentaciones; es decir, se acortan las alternativas de los consumidores de poder elegir entre distintas marcas y premiar, con su compra, al mejor productor.

El director de Datanálisis, Luis Vicente León.
La lamentable situación venezolana es resultante de más de una década de sistemática agresión a las actividades productivas.  La falta de oferta obedece a las constantes amenazas de intromisión y expropiación a las empresas, numerosas normativas y leyes intervencionistas como la nueva Ley Orgánica de los Trabajadores y Trabajadoras (hecha sin discusión por el ejecutivo), la nada sorprendente ineficiencia en gestión de las empresas públicas, aunado al entorpecedor sistema de control de cambio y  precios.

El control de precios, junto con el de cambio (desencadenador de la escasez de divisas extranjeras), es una política especialmente dañina para la producción nacional. Ha sido aplicada por décadas sin dar nunca buenos resultados y se sigue tropezando con la misma piedra.  En la actualidad es un  ingrediente fundamental de la escasez estructural de productos que alimenta el continuo encarecimiento de la vida por la inflación. 

 La regulación de precios siempre establece para el bien, un precio inferior al del mercado, porque de otro modo no tendría sentido la medida. Como consecuencia, primeramente, el productor no consigue  rendimiento u  ganancia con ese producto. Sacarlo al mercado queda condicionado a un subsidio dado por el Estado para mitigar perdidas (muchas veces no es suficiente y abre brecha a otros problemas estructurales, como la dependencia a dicha práctica). Al salir a ofertarse, los consumidores agotan las existencias del bien rápidamente  por el bajo costo y lo preciado que se hace al ser escaso.
Esas son consecuencias de no permitir, como en las economías avanzadas, que los precios sean establecidos por el intercambio voluntario entre oferentes y demandantes.  

Como resultado de esta realidad, aparecen otras vías de distribución “no regulares” que tienen por objeto satisfacer la demanda de esos productos escasos. Estos son los comerciantes ilegales, especuladores,  a veces revendedores, con cualquier otro apelativo que se les pueda dar. La aparición de este actor es consecuencia de lo restrictivos que volvieron los canales regulares para poder comerciar.  El “ilegal”  garantiza la presencia del bien, pero con precios más altos. Según Datanalisis por estas vías los precios aumentan en promedio un 44%.  Este tipo de comerciantes conforma el denominado “mercado negro” (presencia del producto con precios variables, propensos  especulación o rápidos aumentos), al terno al regulado (poca presencia del producto por precios irreales, artificialmente bajos).

El precio sintetiza el trabajo del productor y la negociación con el consumidor. La intervención estatal ha desvirtuado el valioso papel del precio como portador de información económica y ha atrofiado el mercado. La principal escasez es de libertad económica.









Notas:
  1. Metodologías. Técnicas de recolección de información de Datanalisis. http://www.datanalisis.com/70/metodologias
  2. Martínez, L. DATANALISIS: Venezuela vive una “escasez crónica desde 2003″ Extraído el 3 de mayo del 2013 de la página:  
  3. Vargas, A. Datanalisis: Escasez en primera quincena de enero escaló 32,5%. Extraído el 3  mayo del 2013 la página:http://eltiempo.com.ve/venezuela/economia/datanalisis-escasez-en-primera-quincena-de-enero-escalo-325/78593











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La complejidad de Latinoamérica expuesta en su cinematografía

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Andrés Segovia Moreno / Correo: andrulenon@hotmail.com @AndrulenonSeg

Imagen de los afiches publicitarios de la película Jericó (1991)


Las sociedades latinoamericanas muestran una intensa diversidad en sus sistemas culturales, sufren así de una crisis de identidad que les hace difícil saber quiénes son frente a otras culturas. Pero por paradójico que suene, tal vez la indefinición de la identidad sea uno de los rasgos más característicos de la latinoamericanidad.

Nuestras mestizas sociedades llegan a su emancipación con ideas vigoras, pero con incierta madurez. Aún en el siglo XXI, las abigarradas sociedades latinoamericanas tienen presentes conflictividades orgánicas. Este caleidoscopio cultural todavía no sana las heridas de una integración involuntaria e inacabada.

Latinoamérica ha dado cabida para todo tipo de inferencias sobre estas geografías y gente, que el tiempo se ha tragado. Como en Araya (1959), película de  Margot Benacerraf, donde el castillo fortaleza de la colonia española, símbolo de preeminencia mercantil, y por tanto, militar de dicha región; es demolido, olvidado y corroído por cuatro siglos en los que sólo es acompañado por la sal. Materia que compone nuevos castillos, epicentro de la vida de una población relegada por las coordenadas de la historia. En  esos castillos de sal, canteras de una empresa salinera, los hombres y mujeres de la península de Araya construyen sus relatos, sus memorias, sus nuevas historias.

 Es de resaltar la sensibilidad que tiene la directora para interpretar la situación de ese recóndito entorno, y poder componer un relato sustraído de la simpleza del sitio. Como Benacerraf aclara, acerca de su filme, este no es propiamente un documental, es una composición narrativa. “Todas las historias de esas familias son ficticias. La abuela y la niña no tienen nada que ver. Los enamorados se odiaban a muerte, puse con toda libertad la gente que quería, y los lugares, escogimos tres pueblos.” (1) La narración expone cómo esa gente, y sus pueblos, se niegan a morir y reafirman su existir.


Algo contrario a lo que sentencia, uno de los ya delirantes, náufragos que acompaña a  Alvar Núñez Cabeza de Vaca (personificado por Juan Diego Ruíz, en la película mexicana “Cabeza de Vaca” (1991) del director Nicolás Echeverría) al ver la costa continental (Yucatán), después de estar a la deriva en una balsa por el Caribe, grita: “¡tierra un lugar para morir!”. En efecto, allí no sólo “muere España” como alegan los, luego “conquistados”, náufragos sobrevivientes y, particularmente, Cabeza de Vaca; aquel grito parece ser una proyección de porvenir  del continente, uno “con una inmensa riqueza, donde el polvo cada día está más quemado, donde nada cambia, donde nada crece” como los parlamentos describen a la olvidada Araya.

Las diferentes ópticas reunidas en las tierras de América son en apariencia irreconciliables, cada cultura tiene sus fundamentos. La sofisticación militar de los peninsulares los hace imponerse, pero eso no evita que por su mente, al igual que Cabeza de Vaca, aparezca una pregunta como la de “¿Qué hago aquí en esta tierra, en este mundo, con este ser monstruoso (su indígena cautor)? (...) “tengo un mundo y un dios”. El colonizador desmoralizado por el sacerdote indio, y en su situación de vulnerabilidad, descubre nuevos apoyos para poder interpretar esa realidad que padece,  estos son los de la naturaleza, al parangón de los indígenas.



Similitudes tiene la película Jericó (1991) dirigida por el venezolano Luis Alberto Lanata. En esta el sacerdote, Santiago (interpretado por el Wilfredo Cisneros), cambia los símbolos de su fe cristina, por el de las elementalidades de la naturaleza, primigenia fuente de conocimientos de toda cultura, en este caso, la aborigen latinoamericana. Los dos exploradores españoles cambian la escrupulosidad del templo católico y sus menesteres, por otro más abrumador, “la madre tierra”, las misteriosas selvas que colman el virgen “Nuevo Mundo”; tierra de la mágico-religiosidad. Con esa grandeza  de los dioses de estas tierras, Cabeza de Vaca, hace milagros cual nuevo Cristo. En cambio el cura Santiago, es converso a un hombre de tribu por medio de impactantes ritos en los que es obligado a participar.

 Como la historia universal lo da a comprobar la guerra por el espíritu se ganó con la fuerza del hierro. Así se impone la nueva doctrina cristiana preocupada por la “idolatría” de los indígenas, esos “buenos salvajes”, en comparación con los nada exóticos salvajes de África; ameritaban más la conversión. Los negros fueron traídos sin permiso  al “Nuevo Mundo”, sin posibilidad de conquistarlo, ni siquiera de sentirse propios de  este. Este sentir del hombre negro, en el filme “El Milagro de Candenal” (2004) del español Fernando de Trueba, es expuesto en una reflexiva conversación entre un anciano negro cubano (el músico Bebo Valdez) y un brasileño (el también músico, Carlinhos Brown), mientras observan al océano que los separa de su ancestral África. El brasileño, nativo de Salvador de Bahía (ciudad donde se desarrolla la película), se muestra concluyente al decir “esta no es nuestra tierra (América Latina), nunca lo fue”. Los africanos fueron traídos desgarrados, sin permiso, así que buscaron penetrar igualmente su cultura, en la que se les impuso.  La ciudad de Salvador de Bahía, y especialmente su barrio, El Cantonal, son la muestra de cómo en las calles de una urbe de inspiración europea los africanos fueron capaces de dejar su huella. El sitio es un ejemplo total de sincretismo cultural, reflejo de las complejidades de un continente fundado cuando no existía el espíritu de la multiculturalidad. El hombre negroide que parece estar siempre condenado  a vivir, crecer y ser alguien (en ese periodo “algo”) fuera de sus latitudes originales.” (2)



Siglos de incomprensión de las culturas y razas que formaron al continente, dejaron un mal precedente para la constitución de una región independiente. Desde los inicios de las repúblicas independientes, las sociedades latinoamericanas se han topado con una descomposición intrínseca que han arrastrado hasta la actualidad.  José Ignacio Cabrujas, al escribir  “El Pez que fuma” (1977)  película dirigida por Román Chalbaud, retrata lo más bajo de esa sociedad venezolana de los años 70. Los personajes pueden ser pobladores comunes y corrientes de este país cuyo elemento resaltante es la falta de miramientos éticos mínimos, colmados de efímeras o pasajeras alegrías y llenos de miserias todo el resto del relato. Su historia se desarrolla en un burdel ubicado en la Guaria, en ese entorno viven todas sus pasajeras alegrías y sus prolongados sufrimientos. 

Esto refleja una sociedad  sustentadas en bellaquerías y miradas al corto plazo, un grupo humano sin brújula, que no sabe que identidad posee y busca ganarla a como de lugar en una lucha desleal por el poder, donde la traición es algo continuo junto a la ambición. Como el personaje de Jairo (interpretado por Orlando Urdaneta), un joven que busca hacerse una vida y traiciona a sus dos mentores con tal de lograrlo, su meta es tomar el prostíbulo (ese sitio de lo pasajero y dudosos negocios) al seducir a su dueña “La Garza” (personificada por Hilda Vera) mujer de muchos hombres; deslumbrable por la juventud y virilidad de personajes como Jairo, igual como le pasó con su esposo Dimas, y su ex esposo Tobías (encarcelado). Es la historia de personas que tienen en mente pocas formas de ser alguien.

Si Latinoamérica desea ser “alguien” debe soldar las diferencias de su homogeneidad, su interior. De ese modo podrá comprender lo que es. No debe temer, como le recomendaban a Cabeza de Vaca “contar lo vivo, porque será tratado como loco”. En la América Latina mueren España,  los pueblos originarios,  el África  y nace, en estas tierras lienzo de múltiples imaginerías, algo más; un desaprovechado “plus” para la humanidad.


Notas:
  1.   Ysaba López, C. (2010) ARAYA: 50 AÑOS DE SU TRIUNFO EN CANNES. www.arayeros.com. Extraído el 01 de diciembre del 2012, de la página: http://www.arayeros.com/PAGINA%2050%20ANOS%20DEL%20TRIUNFO%20EN%20CANNES.htm
  2.  Segovia Moreno, A. (2012) 12 de octubre: Un encuentro en extenso. El yo ultroso. Extraído el día 05 de diciembre del 2012, de la página: http://andresegoviajournalistcritic.blogspot.com/2012/11/12-de-octubre-un-descubrimiento-en.html


 Películas incluidas en artículo:

·        -Araya (1959), director: Margot Benacerraf. Venezuela
·    -Cabeza de Vaca (1991), director: Nicolás Echeverría. México
·    -El pez que fuma (1977), director: Román Chalbaud. Venezuela
·    -El Milagro de Candenal (2004), director: Fernando de Trueba. Brasil
·    -Jericó (1991), director: Luis Alberto Lanata. Venezuela




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12 de octubre: Un descubrimiento en extenso

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Correo: andrulenon@hotmail.com @AndrulenonSeg

Ibéricos y aborígenes americanos correlativamente suscitaron en el siglo XIV un devenir de descubrimientos que implicaron conflictos inmediatos, no sólo entre sus dos culturas, sino dentro de ellas mismas. Conocer a “esos otros” tuvo un impacto inminente en cada civilización, ya que se trató “de uno de los momentos cumbres de la historia universal porque significó el encuentro de dos mundos humanos que se habían desarrollado independientemente, sin que uno conociera la existencia del otro.”(1) Así lo expone Tzvetan Todorov en su libro “El descubrimiento de América: el problema del otro” y sin duda es así, los hechos más relevantes de ésta historia comienzan con las aparentemente irreconciliables ópticas que en ese momento se miraron directamente.


Catedral de Mérida, Venezuela
(Fotografía: Andrés Segovia Fuente:  http://andrulenonseg.tumblr.com/archive )

Para los navegantes españoles, los mitos creados por sus imaginarios propios de la cultura europea, fueron reforzados y expuestos como interpretaciones a esa  impresionante geografía y curiosas sociedades aborígenes del nuevo continente. América  se transformó para ellos en un inmenso test de Rorschach en el cual plasmaron sus deseos y temores. Así el “Nuevo Mundo”, en especial para los letrados que vivieron ese período “bisagra” entre el Medioevo y el Renacimiento (descubrimiento, conquista y colonización), es el lienzo para imaginar la existencia de la Utopía de Tomas Moro, o la existencia de los pueblos habitados por “buenos salvajes” en medio de geografías fantásticas ricas en codiciado oro, diamantes y otros tesoros imposibles; donde seres, igualmente fantásticos, aparecen con regularidad por doquier.

 Los aborígenes también tuvieron que interpretar la realidad. Una que ahora compartirán con los europeos. El impacto del "descubrimiento" les fue rotundo por estar organizados en sociedades totalmente tribales, caracterizadas éstas por “ser de un orden cerrado”, en la cual la individualidad se ve anulada totalmente ante los grupos, así las acciones de sus miembros siguen nociones rituales, en este caso, centradas en la naturaleza (su ambiente y fuente de conocimientos). 

En unas notas recogidas por David Pryce-Jones, en su libro  "The Closed Circle, an Intepretation of the Arabs", él expone a consideración rasgos característicos y generales de las “sociedades tribales” que claramente poseen los pueblos aborígenes americanos.  Para estos modelos de sociedad la “ampliación y perpetuación de la tribu no requiere justificación. Al vivir cerca, los miembros de la tribu no pueden sino compartir recursos más o menos equitativamente”. En un contexto así, la presencia de extraños, como otros pueblos indígenas, pueden provocar con facilidad, luchas tribales al interpretar el contacto con el foráneo (el roce de los "otros") como una amenaza a su equilibrio social. Sin embargo, “el enemigo de hoy puede transformarse fácilmente en el aliado de mañana contra algún tercero”(2) como sucedió muchas veces entre esos mismos pueblos y luego contra los españoles en su faceta de conquistadores (se pueden recordar, por ejemplo, las luchas lideradas por el cacique venezolano Guaiacaipuro al convocar un levantamiento de todas las tribus de la zona central del país en la década del 1560).

Paramos andinos venezolanos. Mérida, Venezuela
(Fotografía: Andrés Segovia Fuente:  http://andrulenonseg.tumblr.com/archive)

Estás culturas fueron las protagonistas de un descubrimiento mutuo que por su impacto llevó irremediablemente a un choque de ópticas que no se comprendían. Los nativos sólo pudieron reaccionar de dos maneras, una era resistirse activamente, algunos con precario o nulo éxito porque tarde o temprano cayeron; y en cambio otros pueblos, o fracciones de ellos, colaboraron activamente con los ibéricos  generalmente por enemistades con otras poblaciones o por privilegios. El desarrollo material, coactivo y evangelizador  católico de los peninsulares dominó a éstas civilizaciones que todavía no llegaban a la edad del hierro.

  “Esos pocos hombres, en menos de sesenta años, antes de 1550, habían explorado el territorio, habían vencido imperios, habían fundado casi todos los sitios urbanos que hoy  todavía existen (más otros que luego desaparecieron), habían propagado la fe católica y la lengua  y la cultura de Castilla en forma no sólo perdurable sino, para bien o para mal, indeleble.” (3) (Rangel, 1975, p. 21-22)

Tras esto, los españoles le importaron a sus nuevas tierras negros africanos, completando la amalgama racial que tendría como paleta de mezclas el nuevo mundo. El hombre negroide, uno que parece estar siempre condenado a vivir, crecer y ser alguien (en esa época “algo”) fuera de sus latitudes originales; trae consigo otro modelo tribal dueño de sus propios imaginarios. 

Sus lenguajes son basados en tonos (por lo que el nivel del sonido determina los significados), la música y danzas (como modo de comunicación o socialización). Todos sustentados en ritos religiosos que tienden a girar alrededor de la adoración del antepasado o el animismo(4) que considera la existencia de una fuerza vital universal conectora de todos los seres, así como la creencia en una relación estrecha entre las almas de los vivos y los muertos (5).

Consecuencia directa de la imposición de los santos católicos a los negros esclavos. Estos por razones de supervivencia fingieron aceptar las imágenes religiosas europeas para proteger sus propias creencias. El fenómeno se encuentra en expresiones como el santerismo,  vudú haitiano, el candomblé brasileño, entre otros.

Todo el proceso de la conquista y colonización fue una condena a encontrarse, que con el pasar de los siglos formó todo un caleidoscopio  racial, religioso y cultural. Un modelo claro de sincretismo, existente hasta ciertos grados en todas las culturas, pero con un impacto excepcional en Latinoamérica. 

 El 12 de octubre es una fecha que da pie a largas y apasionadas discusiones, pero el hecho contundente es que la mezcla de las culturas confluentes en este territorio americano dio origen a unas nuevas, y todavía (en su mayoría), desenrumbadas sociedades latinoamericanas. Entender a la diversidad concentrada en este territorio, como característica clave, puede ser el primer paso a "descubrir".

Referencias:
          1-   Todorov, Tzvetan (2002). El descubrimiento de América: el problema del otro. Santiago de Chile.
2.       Pryce-Jones, David. La Sociedad Tribal. Notas sobre el libro "The Closed Circle, an Intepretation of the Arabs". Extraído el día 9 de octubre del 2012. Desde: http://www.neoliberalismo.com/David0207.htm
3.       Rangel, Carlos (1975). Del Buen salvaje al Buen Revolucionario. Caracas. Ediciones Monte Ávila pág. 20 y 21.
4.       Cultura de África. Wikipedia, enciclopedia libre. Extraído el día 9 de octubre del 2012.  Desde: http://es.wikipedia.org/wiki/Cultura_de_%C3%81frica
Animismo. Wikipedia, enciclopedia libre. Extraído el día 9 de octubre del 2012. Desde: http://es.wikipedia.org/wiki/Animismo





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La búsqueda de la ética informativa

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Correo: andrulenon@hotmail.com @AndrulenonSeg 

Pariente de un recluso de la prisión El Rodeo II reza tras los últimos hechos de violencia en Caracas (AFP).


En el artículo “La ética informativa, ausente Ernesto Villanueva profesor del Programa Iberoamericano de Derecho de la Información de la Universidad Iberoamericana, en México D.F., da su opinión de cómo el tratamiento periodístico necesita para informar, de un mayor sostén ético.

De este modo, rescata puntos básicos en los que se puede estar totalmente de acuerdo, pero en caso de la realidad comunicacional venezolana mis breves comentarios acentuarán su mirada en ciertos aspectos, que no son netamente la ausencia de ética. De todos modos, el objetivo de evitar la espectacularización para hacer medios éticos y oportunos al mismo tiempo es algo que debe buscarse siempre.

La primera reflexión del autor (A) es “no se debe optar por el silencio informativo”, esto es algo de especial significación para Venezuela luego de que un canal de televisión informativo Globovisión fuera multado por el gobierno nacional por cubrir los alzamientos carcelarios de los retenes del Rodeo I y II en el 2011. La causa de la multa fue por provocar, con la información, “zozobra” en la teleaudiencia. Pero como respondería Villanueva:

La ausencia de información, en lugar de generar tranquilidad, hace nacer el rumor, las noticias no confirmadas y, a final de cuentas, el efecto es contraproducente en el público, que termina desinformado, si bien por excepción, cuando hay vidas humanas en peligro, el silencio se convierte en un mal necesario para los medios que debe ponderarse en su justa dimensión”.

En los sucesos del Rodeo, la vida de los reos estaba en juego dentro del penal. Además,   la sociedad necesitaba tener información (sobre todo con el silencio de los medios públicos). También el medio buscó en lo posible (como expone la preocupación B del articulo) decir las fuentes de sus informaciones, a pesar de haber sido escasas por causa del silencio de las autoridades sobre los acontecimientos.

Con respecto a ese canal, y las demás reflexiones del artículo, entra algo más a tomar en consideración, y esto es lo que muchos teóricos de la comunicación recomiendan, como un factor sincerador, que los medios tengan sus propias líneas de opinión, su propia perspectiva para no engañar con la falsa concepción de objetividad. Ahora en el punto del tratamiento de las informaciones relativas a hechos como el de ese recinto carcelario, o el terrorismo  (paradigma tomado por el autor), creo que sí es acertado y oportuno aplicar especialmente las reflexiones C y D. En la C “los medios de comunicación no deben convertirse en rehenes de los terroristas y deben abdicar de presentarse asépticamente” y en la D “los medios no deben explotar las debilidades orgánicas de la mayor parte de la sociedad para satisfacer sus intereses mercantiles” así que no pueden explotar el morbo sobre todo en algo en lo que hay muchos factores de afectación humana.

Conforme lo anterior entraría la reflexión E en la cual los medios deben respetar el derecho a la propia imagen de actores, familiares, rehenes y testigos de hechos como los ejemplarizados. Pero agregaría la aclaratoria de que cada uno de estos actores se muestran por si solos con arreglos, o no, de su parte. Es decir, el cómo se presenten es asunto de ellos, el medio sólo debe mediar, pero no podemos olvidar que todo será una interpretación de la realidad con sus propias particularidades.

·         Artículo: Villanueva, E. La ética informativa, ausente. http://www.saladeprensa.org/


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La ULA recibe a Rodolfo Izaguirre y sus juicios acerca del cine latinoamericano

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Correo: andrulenon@hotmail.com @AndrulenonSeg 


Al ingresar al auditorio universitario Charles Chaplin, de la sede en Carmona (ciudad de Trujillo) del Núcleo de la ULA, luces blancas irradiaron la calva cabeza de un octogenario ex presidente (por 25 años) de la Cinemateca Nacional, Rodolfo Izaguirre. Su prolija labor como historiador y crítico de cine, le dieron sobrada validez para ser el invitado principal en la semana aniversario de la carrera de Comunicación Social, que  cumplía cinco años en el Núcleo Universitario Rafael Rangel.

El laureado expositor ando inaudible entre la audiencia hasta su asiento de palestra, esto mientras el público se acomodaba entre murmullos. Izaguirre, aparentemente abstraído, se encorvaba con levedad a leer su texto. Sin embargo su posición no supuso desgano, por el contrario, fue vehemente para el aforo. Porque como relataría luego, con versátil y perceptible oratoria, “pienso en imágenes, por eso narró cuando escribo”, y con esa habilidad, pareció absorber toda la energía de la sala en él con su primera palabra.


Tal vez en sus palabras a los estudiantes aún se encontraban presentes reminiscencias de aquellas explicaciones mágicamente rememoradas por su hijo, el también escritor Boris Izaguirre, en conversación con Milagros Socorro para la revista Climax (del 11 de mayo), en la cual, su padre al percibir la bastedad de conocimientos de su hijo, no podía dejarlo nunca sin algún razonamiento del extenso mundo.

El joven anciano, articulista del diario El Nacional, dedicó su ponencia a sus temas predilectos: la lengua, el cine y sus diálogos. Así recordó la existencia de una gramática única para la lengua que hace notar la poca importancia de las diferencias dialectales, ya que “se puede hablar bien, aquí en Valladolid, y en Santiago de Chile” y viceversa; algo que se repite en el leguaje cinematográfico, ejemplificó. Por eso acusó de “crimen contra la cultura” la homogeneización en la interpretación de películas al español con la búsqueda de “un tono neutro” para toda América hispana.

En Venezuela, arguye, el poder de la televisión, con sus telenovelas y programas de entretenimiento, nace en que el medio sí logró aprovechar la verdadera situación lingüística del venezolano, hasta caer en lo mísero y vulgar. En parte gracias al vacío dejado por el cine. Al que denuncio de tener carácter misógino y maniqueo enceguecedor.

La última parte de la exposición la ocupó el corto-documental “Yo hablo a Caracas” (1978)  de Carlos Azpúrua en el cual muchos de los presentes vieron con atención una obra de calidad  artística y filosófica poco habitual que recoge la opinión de Barné Yavari, un shaman Makiritare dispuesto a permanecer con sus creencias.

Con esta obra que representa el pensamiento más autóctono de una venezolanidad ancestral, empiezan a alzarse las manos en la audiencia, todas con inquietudes  relacionadas a la cinematografía nacional. Algo en lo que Izaguirre se mostró como pez en agua. Su análisis era agudo y a veces punzante, contra películas y directores venezolanos. Pero como respondió a una duda al final, con la retirada en bandada de la audiencia, “los críticos estamos para decirte en que película es mejor gastar el dinero, o no”, ustedes deciden. 



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