Tambien es violencia
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Pasillos de la ULA-Nurr. (Fotografia: Hugle Alexander Fuente: http://ishuglehere.tumblr.com/ ) |
La
mañana del lunes 4 de junio muchos miembros, justos o pecadores, del Núcleo Universitario Rafael Rangel vieron
al personal obrero de la institución cerrando abruptamente la universidad, para
hacernos, irónicamente, entrar en reflexión sobre el “¡violento despido!” – como rezaba una
pancarta- de más de mil cuatrocientos empleados eventuales y su solicitud de ingreso a la nómina fija.
Algunos
pueden argumentar que un cierre de portones no es una medida violenta, pero ¿la
violencia es simplemente golpear a alguien o apedrear vehículos, como es
habitual en las protestas de la Villa? Tal vez para los que hacemos vida en el
Núcleo nuestro imaginario sólo remita a ese tipo de hechos, pero la violencia
es una reacción notable “contra el modo natural de proceder”- tercera acepción
de la RAE- . Este concepto, que nos acompaña a diario, tiene la misma raíz
latina de “vigor”, aquella palabra que en sus formas cultas es sinónimo de
"robustez", "fuerza vital", "energía"… pero
sencillamente denota “fuerza”.
La
pregunta de algunas de las personas que formábamos la muchedumbre agolpada fuera
del recinto, aquel soleado lunes, mientras miramos desfilar a los obreros con
sus pancartas; fue ¿cuántas vías de reclamo agotaron antes proceder de esta
manera? ¿Por qué no vimos antes hacer sus reclamos por los medios de
comunicación o por lo menos hacer una advertencia de lo que harían esa mañana? y
¿por qué estoy forzado coercitivamente a padecer su protesta?
Si
los obreros de verdad desean que su trabajo sea valorado, ¿por qué no sólo dejan
sus labores y van a paro? Así harían notar la necesidad de su presencia como
miembros productivos de la comunidad universitaria.
Cuando
los profesores convocan -sucesivamente- a paro, también por mejoras laborales,
sólo con su falta hacen sentir lo importantes que son. No restringen a ningún
otro miembro de la universidad, incluso colegas profesores, desarrollar sus
actividades.
La
razón de que en aquella primera semana de junio muchos hayamos visto como
cerraban el acceso a nuestras actividades, radica en la falta de coordinación –
o comunicación, mas extensivamente – entre el gobierno nacional y la
Universidad de los Andes. Esta institución se ve obligada por exigencia de la
nueva Ley del Trabajo, aprobada el 30 de abril por el presidente Chávez, a absorber
los obreros con contratados eventuales e integrarlos al personal fijo de la
casa de estudios, luego de un mes de contrato. Ante este hecho el rector, Mario
Bonucci, dice no poseer recursos económicos asignados para cumplir con el nuevo
instrumento jurídico.
No
se puede ocultar la realidad con un dedo, las causas son multifactoriales. Sin
embargo, parece que las cabezas del sindicalismo obrero han olvidado, por decir
menos, que ellos son una parte del engranaje de la institución, no sus dueños,
como para coartar y convulsionar a sus demás integrantes sólo por saciar sus
deseos. Pero se les escuchó, y miró, esa mañana. Decían sufrir y nos forzaron a
ello, así que también sufrimos, sufrimos ¡una acción de violencia!
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ULA-Nurr. (Fotografia: Hugle Alexander Fuente: http://ishuglehere.tumblr.com/ ) |
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