El turno de la alta política, más allá de las calles
Por Andrés Anthonio Segovia
/andrulenon@hotmail.com
Oposición centra su
ejercicio político netamente en el respaldo popular en las calles, esta
estrategia básica, al prolongarse, puede alimentar la antipolítica gracias a la
carencia de propuestas concretas para reconstruir la nación
Hasta la saciedad se puede encontrar en las redes sociales
frases como “el pueblo sobrepasa a la MUD”, o el célebre vídeo del niño que gritó a Capriles “¡nada de elecciones!, oíste”.
No es secreto, en la actualidad los dirigentes opositores no
están exentos de ser fácilmente ignorados por los manifestantes empujados por
una situación límite, mientras ellos sólo logran vistosidad al convocar marchas
destinadas a mantener la “fuerza y fe”.
Esta una suerte descentralización del liderazgo, que debe
observarse de cerca, en aspectos macros somatizan una tara de fondo en quienes
deberían estarse moldeando como restauradores de la democracia.
Unos dicen buscar elecciones generales, algunos
presidenciales o regionales, otros muchos una simple salida. No hay proposición
unitaria, ergo, no hay una propuesta política, sólo queda la calle como
consenso y riel de cohesión, nada más.
En esta situación la
dirigencia opositora aglutinada en la MUD, ve sus liderazgos diluidos dentro de
la premisa del descontento, mas no afianzándolos en el marco de una propuesta
para la nación.
Cualquier hijo del vecino con algún mínimo interés por la política puede decir que “merecemos vivir bien, tranquilos, tener medicinas y alimentos” o cualquier obviedad. Es lamentable escuchar vocerías con promesas así de vagas enfrentándose a la ejecutoria (no etérea) de un modelo de gobierno que invade hasta las esferas privadas, poniendo un visible y sentido sello rojo a lo que toca. Esto desemboca, lógicamente, en la célebre “desesperanza aprendida” acuñada por Martín Seligman.
Las protestas
callejeras y su animosidad contagiosa avivada por el colapso del modelo
socialista, dan a opositores un sostén factual (irremisiblemente transitorio,
para dolor de “Los antipolítica”) que no responde a nada novedoso, por el simple
hecho de que su premisa aglutinadora ha permanecido incólume desde hace 18 años
y es el “¡vete ya!”, que no ha cambiado.
El grito es reforzado por el descontento, pero no ha
evolucionado a algo más por la inexistencia de una alternativa que establezca por
ejemplo un: “¡Nunca más!” que brinde certezas sobre el porvenir más allá del chavismo,
tanto para partidarios como detractores.
La dirigencia
política debió desde ayer presentar una
ruta a la altura de estas circunstancias tan extraordinarias. Bien propone María
Corina Machado poner las bases de una transición
para garantizar salidas acordadas y organizadas en lo máximo posible con
cada sector y establecer las bases de una República.
Resaltan varios articulistas especializados que la actuación
represiva de la Guardia Nacional (GNB)
responde al temor de perder prebendas, jerarquías o ser juzgados. Ellos
tienen total incertidumbre de cualquier futuro sin chavismo, al igual que
varios otros miembros de poderes públicos secuestrados.
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Sucesos de 1958 dejaron un serie de lecciones que necesitan ser rescatadas por demócratas actuales. |
Parece mucho pedir a la dirigencia que cumpla algo tan elemental
como el establecimiento de esos canales de
rendición progresiva para evitar mayor violencia que lamentar e iniciar un proceso
de reinstitucionalización con base en la
Asamblea Nacional como único poder legítimo para allanar la salida a la
dictadura.
No existe calificativo más condescendiente que el de mediocre,
cuando los principales partidos de la MUD intentan tomar la batuta y lo hacen
para proponerse gastar de tiempo, recursos y energías de la ciudadanía en consultar
algo obvio (mientras Maduro pisa el acelerador de un fraude) en lugar de una
buena vez hacer política de altura y revivir espíritus civilizadores como el de la
Junta Patriótica de 1958 para encaminar la transición.
Ante la poca y tardía
determinación de la oposición venezolana parece inexplicablemente lejana
cualquier emulación de aquel inmenso
logro del Pacto de Punto Fijo (hecho histórico tergiversado por la propaganda
oficialista).
Cualquier propuesta para la nación, como un pacto de gobernabilidad para prefigurar un
proyecto de país, es una muestra de liderazgo político, civil y civilizador, que
sólo es responsabilidad de las cúpulas opositoras como representantes de
quienes ahora se manifiestan, no les pueden pedir que también hagan el trabajo
que se les delegó, el rescate del país, el más excelso ejercicio de la política
está en sus manos.
Por si alguien tiene duda a qué me refería, fue a este tweet que ya borraron. Sin comentarios. pic.twitter.com/ur5UjmPBRG— Daniel G. Colina (@danielgcolina) May 23, 2017
ya nada de constituyente, ni dialogo, ni elecciones, ni consultas , ya dejemos de resistir somo muchos... ahora vamos al contraataque... al enemigo no se saca con palomitas blanca...
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